domingo, 3 de mayo de 2009

poemas de Francisco Álvarez Hidalgo:







Yo soy el día:


Te traigo el resplandor de un nuevo día


fundiendo tu tiniebla y tus pesares,


y tengo un florilegio de cantares


para llenarte el alma de armonía.




He de decirle al sol que tú eres mía,


porque yo te he elevado a mis altares,


su reino serán playas y olivares,


pero el mío será tu fantasía.




Mi luz te envolverá en abrazo estrecho,


cálido roce casi imperceptible,


como el pétalo leve de una flor.




Y no habré de sentirme satisfecho


hasta que no resulte inextinguible


dentro de tí esa luz y su calor.




Yo soy la tarde:


Voy perdiendo la luz, ganando el frío,


y avanzando con mano temblorosa


a la gruta nocturna, tenebrosa,


donde me abrazará un sueño sombrío.



Soy una sola gota en este río


del tiempo, cuyo flujo no reposa.


Quién pudiera dormir sobre tu rosa


como una simple gota de rocío.


Al entrar en el túnel inquietante


de esta noche, reflejo de la muerte,


sigue mi rumbo, quédate a mi lado.



Serás mi amiga, mas también mi amante,


y aunque a mi vera yazga un cuerpo inerte,


es sólo a tí a quien yo duermo abrazado.



Yo soy la noche:

Yo soy la noche, soy la noche oscura

enzarzada en los miembros de la amante;

la sombra sigilosa visitante

con la palabra ungida de ternura.

Visto de luz de luna mi figura,

y es a veces mi paso vacilante,

pero en mi corazón vive un gigante

de firmes pies y celestial locura.

Yo soy la oscuridad que te circunda,

el fantasma tendido a tu costado,

el aire que en los labios te besó.

Mas la borrasca fiera e iracunda,

el lamento, el temor desconfiado,

la noche tenebrosa, no soy yo